Pese a que en los últimos meses proliferaron opiniones que expresan una 'preocupación' sobre la posibilidad de que los Estados regulen Internet aplicando pautas que pudieran coartar la libertad de expresión, durante 2012 los principales censores de la Web fueron las grandes compañías discográficas y de la industria del cine, las mayores titulares de contenidos protegidos con derechos de autor.
La presión de los internautas (y de algunas grandes compañías que, como Google, se benefician de la libre circulación de los archivos) hizo que proyectos como PIPA, OPEN y SOPA -que a comienzos de año se esgrimieron como soluciones necesarias para "combatir la piratería" en Internet- no lograran ser aprobados por el Congreso de los Estados Unidos. Sin embargo, de alguna forma la industria del entretenimiento audiovisual logró salirse con la suya.
Según el "Informe de Transparencia que publica Google", la cantidad de pedidos de eliminación de URLs se vino incrementando sin pausa a un ritmo acelerado: en la semana que comenzó el 17 de diciembre, Google recibió solicitudes para eliminar 3.502.272 URLs, una cifra casi 15 veces superior a la de la primera semana de enero, cuando las URLs fueron 238.187.
Pese a que uno de los réditos de la compañía consiste en permitir y facilitar a sus usuarios/clientes el intercambio de archivos, el gigante de la web accedió a eliminar el 97 por ciento de lo solicitado, obligado por la "Ley Estadounidense de Protección de los Derechos de Autor (DMCA)", de 1998.
Las solicitudes de eliminación de contenidos generadas por los titulares de derechos de autor aventajan de forma significativa a las elevadas por los gobiernos y demás instituciones públicas, que durante la primera mitad del año (los últimos datos brindados por Google para las solicitudes gubernamentales son del 30 de junio) sumaron entre todos los países sólo 1791.


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